ARTICLE 19 ha publicado un informe sobre cómo los estados, los medios de comunicación y las empresas de redes sociales pueden ayudar a combatir el COVID-19 (coronavirus) comprometiéndose con la transparencia, combatiendo la desinformación y promoviendo consejos sanitarios autorizados. También tienen un papel que desempeñar combatiendo el discurso de odio dirigido a individuos de ascendencia china o asiática, a los que se relaciona con el brote de coronavirus.
El director ejecutivo en funciones Quinn McKew afirmó:
“La propagación del COVID-19 por todo el mundo ha ido acompañada de una igual propagación de desinformación y teorías de la conspiración sobre el virus.” También hemos podido ver cómo algunos estados intentan amordazar a los medios de comunicación que informan sobre la propagación del virus y utilizan una legislación represiva para arrestar a las personas que difunden información sobre esto.
“Este no es el momento para que los estados emprendan acciones restrictivas sobre la libertad de expresión.” El esfuerzo global para combatir el COVID-19 no tendrá éxito a menos que haya una transparencia plena sobre la propagación del virus, que se comparta públicamente información precisa y que haya cobertura de los medios de comunicación independientes. Los gobiernos, los medios de comunicación y las empresas de redes sociales tienen, todos por igual, un papel que desempeñar garantizando un flujo libre de la información durante esta crisis sanitaria mundial.
“Los medios independientes, el periodismo ético, la información procedente de la ciudadanía, el discurso público abierto y el libre flujo de información resultan indispensables en el esfuerzo global para contrarrestar el COVID-19”.
“Los gobiernos también deben combatir el discurso de odio dirigido a individuos y comunidades de ascendencia china o asiática, cumpliendo con los estándares internacionales de derechos humanos.”
En febrero, la OMS advirtió de una “infodemia masiva” junto con el brote del COVID-19 que “dificulta que la gente localice fuentes confiables y recomendaciones fiables cuando las necesite.” La OMS ya ha advertido en repetidas ocasiones que la desinformación sobre el COVID-19 compromete los esfuerzos de respuesta.
Entre los mitos que circulan en internet y en otras partes hay afirmaciones de que, por ejemplo, el uso de secadoras de manos, el consumo de ajo y la ingesta de cloro pueden curar la infección, que los orígenes del brote residen en armas biológicas chinas o de Estados Unidos, o en un siniestro complot de la Fundación Bill & Melinda Gates, y que un episodio de «Los Simpson» de 1993 predijo el coronavirus por su nombre.
Algunos gobiernos han respondido con mano dura a la desinformación relacionada con el brote del COVID-19. Si bien China ha cambiado su enfoque sobre el brote, con la aplicación de estrictas cuarentenas y colaboración con los funcionarios globales de salud, el gobierno ha mantenido un estricto control de la narrativa de los medios, acosando a quienes critican a funcionarios y políticas gubernamentales. En otras partes de Asia, las autoridades han aplicado leyes represivas para controlar las “noticias falsas”, las comunicaciones en línea y los delitos cibernéticos para arrestar y enjuiciar a quienes supuestamente difunden falsas verdades sobre el virus. Tailandia puso en marcha un nuevo Centro Anti Noticias Falsas para investigar las falsas afirmaciones sobre el COVID-19 y hacer las denuncias penales. El gobierno de Irán estableció una “base para la defensa contra el coronavirus” que tiene como misión arrestar a quienes presuntamente difundan desinformación, al tiempo que oculta la información sobre la propagación del COVID-19 en el país.
El informe de ARTICLE 19 destaca varios desafíos a la libertad de expresión e información durante la actual crisis del COVID-19 y hace recomendaciones clave a los gobiernos, los medios de comunicación y las empresas de redes sociales.
A los gobiernos: Los gobiernos deben desarrollar políticas y respuestas al brote
que muestren un compromiso con la libertad de expresión y el acceso a la información. Los planteamientos ante la desinformación y el ‘discurso de odio’ que recurren a la censura y a sanciones penales deben ser sustituidos por otros que hagan énfasis en la transparencia y la libertad de los medios.
A los medios de comunicación: El deber de los periodistas es informar con precisión y sin sesgos, investigar las campañas propagandísticas y la discriminación oficial, y asegurar el derecho de réplica y de corrección de la información.
A las redes sociales: Las empresas de redes sociales deben seguir colaborando con la OMS y las autoridades de salud en la difusión de información precisa y autorizada sobre el COVID-19. También deben asegurarse de que las medidas en contra de la desinformación y del “discurso de odio” se basen en políticas claras y fáciles de entender, y que cuenten con el respaldo de las garantías de debido proceso.
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