La difusión de radio y televisión es, sin duda, la fuente más importante de información y entretenimiento para la mayoría de los habitantes del planeta. Los altos niveles de analfabetismo además de la dificultad de distribución de periódicos hacen que la difusión sea el único medio de comunicación accesible para muchas personas. Para los pobres, los periódicos pueden ser excesivamente caros; por otra parte, algunas personas sencillamente encuentran más fácil y entretenido mirar o escuchar las noticias que leerlas. Además, la difusión desempeña un papel importante como una forma barata y accesible de entretenimiento.
Como resultado de su centralidad como fuente de información y noticias, y de su creciente rentabilidad, tanto los gobiernos como los intereses comerciales dominantes han procurado históricamente controlar la difusión. Con demasiada frecuencia, las emisoras públicas operan, en gran medida, como portavoces del gobierno en lugar de servir los intereses del público. En muchos países, la difusión fue hasta hace poco un monopolio del Estado, una situación que todavía perdura en algunos de éstos. En otros, sin embargo, la difusión privada se está haciendo cada vez más importante y se han usado una variedad de mecanismos para intentar controlarla. Los gobiernos han ejercido control mediante el procedimiento de otorgamiento de licencias mientras que los intereses comerciales han procurado monopolizar el sector de la difusión y han concentrado su programación en emisiones rentables en detrimento de la calidad.
Estos Principios elaboran una serie de estándares sobre el modo de promover y proteger la independencia de la difusión y al mismo tiempo intentan asegurar que la difusión sirva a los intereses del público. Estos Principios tratan el complejo asunto de la aplicación de una regulación que tenga en cuenta los intereses del público, evitando al mismo tiempo que esta regulación se convierta en un medio de control del gobierno. Al mismo tiempo se estudia la necesidad de reguladores que eviten que los intereses comerciales asuman un rol dominante y se procura que la difusión sirva a los intereses del público en su totalidad.
Estos Principios forman parte de la Serie de Estándares Internacionales de ARTICLE 19, un continuo esfuerzo por elaborar en más detalle las implicaciones de la libertad de expresión en distintas áreas temáticas. Tienen la finalidad de ser usados por colaboradores en campañas políticas, emisoras de radio y televisión, abogados, jueces, representantes elegidos y funcionarios públicos en sus esfuerzos de promover un sector de difusión dinámico e independiente que sirva a todas las regiones y grupos sociales.